ALGUNAS BURRADAS DEL LENGUAJE
Tengo una turticulis que no puedo mover el cuello. (tortícolis o cualquier dolor de cuello)
En la cocina, una mesa de fornica blanca. (formica)
¡Marchando una ración de cocretas! (croquetas)
Me molestan las almorroides y no puedo sentarme.(almorranas/hemorroides)
La discoteca estaba apestada de gente. (atestada)
Tiene toda la fachada del chalé cubierta de bungavillas. (buganvillas)
Es una persona fabulosa, un desecho de virtudes.(dechado)
No puedo tomar azúcar, que tengo diabetis. (diabetes) Tienes que tapar la herida con un esparatrapo. (esparadrapo)
Una docena de gradiolos y un geráneo, por favor. (gladiolos, geranio)
Si te duele mucho, te tomas un dolotil. (Nolotil, marca de medicamento analgésico)
Las madres de la Plaza de mayo llevan una pañueleta en la cabeza. (pañoleta)
Esta toballa está húmeda. (toalla)
Me vine en taxi desde el aereopuerto. (aeropuerto)
Le tocó la lotería y ahora vive como un majara.(maharajá)
Estuvo rebanándose los sesos hasta que encontró la solución. (devanar)
He vendido de todo en esta vida y hace unos años vendía productos de estética y peluquería. Me pasaba todo el día de peluquería en peluquería vendiendo desde cepillos hasta champús pasando por cremas desfoliantes con provitaminas activas (sic). En cierta ocasión me tocó vender un crecepelo que se suministraba en una caja con 10 ampollas de cristal.
A los dos meses de comenzar a venderlo, visité una peluquería para comprobar la eficacia del producto.
- ¿Qué tal Manolo? ¿Están contentos los clientes con el crecepelo?
- Buenoooo, contentísimos (respondió el dueño de la peluquería). Eso sí,
se me quejan todos del mal sabor.
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La música fue siempre esencial en la vida de Nieztsche como demuestra el hecho de que en 1900, año de su muerte, cuando estaba completamente paralizado, ésta era el único estímulo del mundo que lo hacía reaccionar.
¿Qué quiere de la música mi cuerpo entero?
Puesto que no existe el alma... quiero, creo, su alivio: como si todas las funciones animales debieran ser animadas por ritmos ligeros, audaces, turbulentos; como si el acero y el plomo de la vida debieran olvidar su pesantez gracias al oro, la ternura y la untuosidad de las melodías. Mi melancolía quiere reposar entre los escondrijos y abismos de la perfección: he aquí por qué tengo necesidad de la música.
La música... me libera de mí mismo
En 1994, Stefan Gagne no sospechó que su invento se convertiría en el íconodel ridículo en la red y creó "El Gran Botón que No Hace Nada">(The Really Big Button that Doesn't Do Anything). El sitio, como su nombre lo indica, tiene un botón que no nos lleva a ninguna parte, no descarga archivos, no muestra imágenes ni videos: simplemente no hace nada. De todas formas, cientos de visitantes con mucho tiempo libre intentan cada día -siempre en vano- encontrarle una finalidad. Desilusionados o eufóricos, dejan sus mensajes:
"El botón se parece a mi suegra: es realmente muy grande y no hace nada".
Para ejercitar el intelecto está "La Página Idiota", donde se pueden encontrar el desafío de resolver el crucigrama de una sola letra. También incluye, un apartado que merece atención y se llama: "La mente, cómo extirparla sin dolor".
Para quien pretenda averiguar cuán duradera es su propia irracionalidad está
"Sostenga el Botón" (Hold the Button): una competencia para ver quién aguanta más tiempo sin soltar el botón del mouse. El récord lo tiene un cibernauta anónimo que pegó el botón con cinta y se fue de vacaciones por más de 14 días.
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