La verdad es totalmente interior. No hay que buscarla fuera de nosotros ni querer realizarla luchando con violencia con enemigos exteriores.
(Mahatma Gandhi)
CITAS DESGRACIADAS II
(Mahatma Gandhi)
CITAS DESGRACIADAS II
Estamos alcanzando probablemente el límite delo que podemos llegar a conocer sobre astronomía. Simon Newcomb (1888)
Creo que existe un Mercado mundial para quizá cinco computadoras. Thomas Watson, presidente de IBM (1943)
No existe razón por la que nadie pueda querer tener una computadora en su casa. Ken Olsen, Presidente de Digital Equipment Corporation (1977).
Podría llegar a pensar que estos dos profesores yanquis mienten antes que creer que estas piedras puedan caer del cielo. Thomas Jefferson, al oír de la caída de un meteorito en los Estados Unidos.
Mientras que hoy una calculadora de la ENIAC está equipada con 18.000 tubos de vacío y pesa 30 toneladas, quizás en el futuro tenga sólo 1000 tubos y pese 1,5 toneladas. Popular Mechanics, marzo 1949
Stefan Rohner - Single Photos
Lord Mountbatten que contaba que éste, cuando tenía unos 5 años, sufría pesadillas y tenía terror porque pensaba que en su casa había lobos que se lo querían comer... Su padre siempre le decía "¡en esta casa no hay lobos!" y el pequeño Louis le respondía: "el problema, papá, no es que los haya o no... el punto está en que yo creo que están..."
ÁLGIDO
Lo utilizamos para señalar el momento cumbre de una situación.
“Cuando la discusión estaba en su momento álgido...” solemos decir para referirnos al momento en que se discutía con más calor.
Pero el RAE nos lleva la contraria y dice:
álgido, da.
(Del lat. algidus).
1. adj. Muy frío.
2. adj. Med. Acompañado de frío glacial. Fiebre álgida. Período álgido del cólera morbo.
3. adj. Se dice del momento o período crítico o culminante de algunos procesos orgánicos, físicos, políticos, sociales, etc.
Sólo en su tercera acepción, y ésta comienza como “se dice”, el RAE confirma nuestro uso correcto de esa palabra.
LÍVIDO
“Se quedó lívido”, decimos para señalar que alguien palideció ante un hecho que le produjo cierta conmoción. Lívido, pálido. Así lo utilizamos generalmente.
Y el RAE llama de nuevo nuestra atención, para advertirnos que también significa presentar un color muy concreto. Ese color, o la palidez, la falta de color.
lívido, da.
(Del lat. lividus).
1. adj. amoratado.
2. adj. Intensamente pálido.
(Del lat. algidus).
1. adj. Muy frío.
2. adj. Med. Acompañado de frío glacial. Fiebre álgida. Período álgido del cólera morbo.
3. adj. Se dice del momento o período crítico o culminante de algunos procesos orgánicos, físicos, políticos, sociales, etc.
Sólo en su tercera acepción, y ésta comienza como “se dice”, el RAE confirma nuestro uso correcto de esa palabra.
LÍVIDO
“Se quedó lívido”, decimos para señalar que alguien palideció ante un hecho que le produjo cierta conmoción. Lívido, pálido. Así lo utilizamos generalmente.
Y el RAE llama de nuevo nuestra atención, para advertirnos que también significa presentar un color muy concreto. Ese color, o la palidez, la falta de color.
lívido, da.
(Del lat. lividus).
1. adj. amoratado.
2. adj. Intensamente pálido.
ENERVAR
Alguien que nos “saca de nuestras casillas”, que nos pone de los nervios, que consigue alterarnos, decimos que “nos enerva”.
De nuevo el RAE nos advierte que puede ser precisamente todo lo contrario. Que sería laxitud, dejarnos sin fuerzas.
enervar.
(Del lat. enervare).
1. tr. Debilitar, quitar las fuerzas. U. t. c. prnl.
2. tr. Debilitar la fuerza de las razones o argumentos. U. t. c. prnl.
3. tr. Poner nervioso. U. t. c. prnl.
Aunque, ciertamente, su acepción 3 estaría amparando el uso que generalmente le damos.
Siglo y medio después, resuelven el enigma de un reloj japonés
El 'man nen dokei' sólo mide 60 centímetros de alto y pesa 38 kilos, pero ha dado muchos quebraderos de cabeza a decenas de investigadores. Se trata de un complejo reloj concebido en Japón en 1851 y cuyo mecanismo ha sido por fin comprendido, anunciaron sus poseedores este miércoles. >:_>:_>:_>:_>:_>:_>:_>:_
2005 International Snow Sculpture Championships
"El Caudillo vivía en un palacio dieciochesco, rodeado de muebles de época y tapices de Goya y los obispos lo llevaban y traían bajo palio, pero su alcoba era de una austeridad monástica, de una simplicidad cuartelera; dos camas de caoba cubiertas por colchas verde manzana y separadas por la repisita del teléfono. Sobre la mesita de noche, un modesto flexo. Delante de las camas, el brazo incorrupto de santa Teresa, bien a la vista, sobre una cómoda, dentro de artístico relicario. A base de autodisciplina, como un bonzo nepalí, consiguió dominar por completo sus necesidades fisiológicas. Su legendaria capacidad de retención urinaria traía por la calle de la amargura a sus colaboradores que, cuando lo acompañaban en un viaje oficial, nunca encontraban ocasión de aliviarse. El ministro Fraga se percató de que el régimen comenzaba a hacer aguas el día que el dictador interrumpió uno de sus interminables consejos de ministros para ir al retrete". - Curiosidades y anécdotas de la historia de España contemporánea -
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