Iniciativa ciudadana por la retirada de Federico Jiménez Losantos de La Mañana de la COPE
La gran dama del cajero La mujer quemada viva por tres jóvenes malvivió marcada por un desengaño amoroso Su último compañero sentimental reconstruye su vida. * MAYKA NAVARRO (24/12/2005) - El periódico de Aragón
¿Quién dijo que uno no puede agonizar víctima del desamor? La madrugada en la que tres adolescentes víctimas de ellos mismos quemaron viva a María del Rosario Endrinal Petit asesinaron a una mujer muerta de amor.Un desengaño amoroso del que nunca se recuperó arrastró poco a poco a Charo hasta la calle. Agotado por el llanto, el que fuera su último compañero sentimental, Luis Riera, reivindica su dignidad.
"Charo no era una mendiga. Era una señora. Con sus andrajos, sucia y sin dientes, esa mujer seguía siendo una dama", dice.
Luis tropezó con los ojazos negros de Charo hace 13 o 14 años en la cafetería Sandor de la plaza de Francesc Maciá de Barcelona. "Nos presentó un amigo". Vivieron juntos unos cinco años. "No fue una relación estable. Ella siempre huía, se escapaba". ¿De quién? "De un tal Jan, un francés con el que huyó hace años y por él abandonó a su marido y a su hija cuando la niña era muy pequeña. El gran amor de su vida".
Rosario era secretaria de dirección de los hiperrmercados Pryca. Allí conoció al francés con el que se marchó. "Su familia nunca se lo perdonó. Cuando él la abandonó y regresó a Barcelona, todos le dieron la espalda", relata el hombre.
Las huidas con mal final Las huidas de Charo tenían mal final. Al principio no bebía. Ni siquiera, asegura el hombre, esos sorbitos obligados que todo el mundo hace por Navidad. Luego sí. Se iba, lo buscaba, él la rechazaba y regresaba abatida, rota, perdida. "Al final, el daño era tan grande, que se rompió emocionalmente". El estallido de su corazón afectó al cerebro. Empezó a beber, a vagabundear y estuvo ingresada un tiempo en un psiquiátrico de Sant Boi.
Junto el mar, aparece de nuevo el llanto. "Sólo me tenía a mí en esta vida". Lo dice castigándose por no haber hecho más por ella. Prefiere no hablar de la familia de Rosario, ni de su madre ni de su hija. Por respeto a la difunta. Precisamente, el abogado de las dos anunció que se personará en la causa.
El año pasado Rosario estuvo hospitalizada por una enfermedad grave en una pierna. Luis la visitaba con frecuencia. Le llevaba bombones. Con licor. "Dios, alguna vez le escondía una cervecita entre las flores". Tras la salida del hospital volvió a la calle. Poco a poco fue dejando las aceras de Sants, siempre cerca de la casa de su madre y se trasladó a la zona alta. "Sus primeras noches en la calle las pasó con un abrigo de visón. Se lo robaron el segundo día".
Le encantaba escribir y declamar. Leía en voz alta y dice su amigo que hasta el sonido del aire cesaba. La última vez que habló con ella fue dos días antes de su muerte. ¿Fue su gran amor? "No, no mentiré porque esté muerta, pero sí una mujer importante en mi vida. Una gran señora".
Un sitio para el Recuerdo 1940-1989 - ¿Te acuerdas?
La gran dama del cajero La mujer quemada viva por tres jóvenes malvivió marcada por un desengaño amoroso Su último compañero sentimental reconstruye su vida. * MAYKA NAVARRO (24/12/2005) - El periódico de Aragón
¿Quién dijo que uno no puede agonizar víctima del desamor? La madrugada en la que tres adolescentes víctimas de ellos mismos quemaron viva a María del Rosario Endrinal Petit asesinaron a una mujer muerta de amor.Un desengaño amoroso del que nunca se recuperó arrastró poco a poco a Charo hasta la calle. Agotado por el llanto, el que fuera su último compañero sentimental, Luis Riera, reivindica su dignidad.
"Charo no era una mendiga. Era una señora. Con sus andrajos, sucia y sin dientes, esa mujer seguía siendo una dama", dice.
Luis tropezó con los ojazos negros de Charo hace 13 o 14 años en la cafetería Sandor de la plaza de Francesc Maciá de Barcelona. "Nos presentó un amigo". Vivieron juntos unos cinco años. "No fue una relación estable. Ella siempre huía, se escapaba". ¿De quién? "De un tal Jan, un francés con el que huyó hace años y por él abandonó a su marido y a su hija cuando la niña era muy pequeña. El gran amor de su vida".
Rosario era secretaria de dirección de los hiperrmercados Pryca. Allí conoció al francés con el que se marchó. "Su familia nunca se lo perdonó. Cuando él la abandonó y regresó a Barcelona, todos le dieron la espalda", relata el hombre.
Las huidas con mal final Las huidas de Charo tenían mal final. Al principio no bebía. Ni siquiera, asegura el hombre, esos sorbitos obligados que todo el mundo hace por Navidad. Luego sí. Se iba, lo buscaba, él la rechazaba y regresaba abatida, rota, perdida. "Al final, el daño era tan grande, que se rompió emocionalmente". El estallido de su corazón afectó al cerebro. Empezó a beber, a vagabundear y estuvo ingresada un tiempo en un psiquiátrico de Sant Boi.
Junto el mar, aparece de nuevo el llanto. "Sólo me tenía a mí en esta vida". Lo dice castigándose por no haber hecho más por ella. Prefiere no hablar de la familia de Rosario, ni de su madre ni de su hija. Por respeto a la difunta. Precisamente, el abogado de las dos anunció que se personará en la causa.
El año pasado Rosario estuvo hospitalizada por una enfermedad grave en una pierna. Luis la visitaba con frecuencia. Le llevaba bombones. Con licor. "Dios, alguna vez le escondía una cervecita entre las flores". Tras la salida del hospital volvió a la calle. Poco a poco fue dejando las aceras de Sants, siempre cerca de la casa de su madre y se trasladó a la zona alta. "Sus primeras noches en la calle las pasó con un abrigo de visón. Se lo robaron el segundo día".
Le encantaba escribir y declamar. Leía en voz alta y dice su amigo que hasta el sonido del aire cesaba. La última vez que habló con ella fue dos días antes de su muerte. ¿Fue su gran amor? "No, no mentiré porque esté muerta, pero sí una mujer importante en mi vida. Una gran señora".
Un sitio para el Recuerdo 1940-1989 - ¿Te acuerdas?
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