Si el diamante les parece un mineral extraordinario, aún no conocen los fulerenos. Descubiertos en 1985, se han sumado al grafito y al diamante como las únicas formas de carbono puro que se conocen. Pero sus propiedades son todavía más asombrosas. Con una estructura tridimensional —el fulereno más sencillo es un mecano de sesenta átomos que tiene exactamente la forma de un balón de fútbol—, estos compuestos son el germen de una revolución tecnológica: sus frutos incluirán nuevos fármacos, chips más rápidos, fibras ultrarresistentes o combustibles de cohetes. Prueba del potencial de este campo de investigación es que los descubridores de los fulerenos ya han recibido el premio Nobel.
EL ÁNGEL DE LOS NÚMEROS
A Eduardo Rodrigáñez
1 Vírgenes con escuadras
y compases, velando
las celestes pizarras.
Y el ángel de los números,
pensativo, volando
del 1 al 2, del 2
al 3, del 3 al 4.
Tizas frías y esponjas
rayaban y borraban
la luz de los espacios.
2 Ni sol, luna, ni estrellas,
ni el repentino verde
del rayo y el relámpago,
ni el aire. Sólo nieblas.
Vírgenes sin escuadras,
sin compases, llorando.
y en las muertas pizarras,
el ángel de los números,
sin vida, amortajado
sobre el 1 y el 2,
sobre el 3 y el 4...
Rafael Alberti, Sobre los ángeles
Leonardo was born on 15th April at Anchiano near Vinci in the Florence area. He was the illegitimate son of a notary, Ser Piero, and a young woman named Caterina
The Museum of Anti-Alcohol Posters
Citius, altius, fortius, dice el aforismo latino: "más rápido, más alto, más fuerte". La carrera moderna por la segunda de esas cualidades en edificios empezaba en 1902 con la inauguración del edificio Flatiron, en Nueva York. Veinte plantas y 87 m de altura, que no suponían la mayor de la tierra (muchas catedrales la sobrepasaban, por no hablar de la Torre Eiffel), pero en la que empezaba a jugar un nuevo material, el acero, que pronto demostraría sus inmesas posibilidades. En 1913 el edificio Woolworth, en el mismo New York, alcanzaba los 240 m . A finales de la década siguiente se entablaría la terrible lucha entre el Bank of Manhattan y el Chrysler Building, que ganaba éste por unos metros y casi por trampa, añadiendo una larga antena de 56 m a la cubierta, que alcanzaba así los 319. Era el año 1930. Poco duraría el récord: el Empire State Building, calificado de "octava maravilla del mundo", elevaba su inmensa mole de 381 m en el año siguiente, sobrepasando por primera vez la Torre Eiffel, en París. Parecía algo insuperable, y en efecto el récord de altura permaneció incólume durante más de cuarenta años. Pero en 1973 se erigían en la misma ciudad las tores gemelas del World Trade Center, y el récord se elevaba a 423 m. Nueva York tuvo que ver en los años siguientes como el récord mundial pasaba a otras ciudades. Primero fue la Torre Sears, en Chicago (443 m), y últimamente las Torres Petronas (452 m), en KualaLumpur, que inauguradas en 1998 permanecen todavía medio vacías.
Y la carrera no se detiene. Actualmente se asiste a un interesante enfrentamiento entre la China Nacionalista (Taiwan) y la comunista. Ésta última tiene ya bastante avanzado el Mori Building en Shangai, mientras que en Taipeh es inminente la erección del edificio Bamboo, que con sus 508 m previstos será el nuevo récord mundial. ¿Por cuánto tiempo?